Todos los días se aprende algo nuevo

Hay ocasiones en las que siento que el día a día me envuelve de tal manera, que no soy capaz de ver cómo pasan las horas, los mismos días, y los meses. Así pues, hay días en los que me doy cuenta que estamos a miércoles, cuando tenía la firme sensación de que estaba en lunes. Quizás sea mi ritmo tan frenético, mi estilo de vida tan complejo y complicado en ocasiones, no lo sé, pero en verdad hay días en los que quiero saberlo.

Me desperté una mañana de viernes, curiosamente de noviembre, y me puse a pensar inmediatamente en todo lo que tenía que hacer y todo lo que me gustaría hacer. Me sentí preocupado al percibir cierto “aroma” a “insatisfacción con mi quehacer”, así que me senté a pensar en el porqué de la situación, en el porqué de esa cuota de fastidio en una mente (la mía) tan dispuesta siempre a caminar pa´ lante. Lo que encontré fue, además de curioso, muy reconfortante.

Resulta pues, que ya estamos por terminar el 2016, y el año se me ha pasado tan, pero tan rápido, que no me ha dado tiempo a pensar en todo lo que mes a mes he tenido que hacer y pensar. Por lo menos no con el detenimiento que me gustaría. Ha sido un año durísimo, un año muy complicado para todos los que tenemos empresa, y para todos los que tenemos un espíritu libre y creativo. Sin duda ha sido el año de mayores retos a mi capacidad como gestor, y sacando lo positivo, el año en el que más a prueba me he sentido como administrador.

Me parece que, para nadie, en Perú, ha sido un año fácil. La etapa electoral, la segunda vuelta presidencial, y el cambio de gobierno han afectado sin duda a más de uno, y dicha situación nos ha colocado a los pequeños empresarios en coyunturas muy difíciles. Esta mañana comentaba con uno de mis alumnos que, si bien yo no le vendo al Estado (el cual ha detenido prácticamente toda compra) mis principales clientes sí, y desde luego dicha situación me termina afectando de una u otra manera. De qué manera, pues la principal ha sido el retraso exagerado en el inicio de algunos proyectos, otra ha sido la cancelación de muchos proyectos que teníamos en cartera, y la que más dolores de cabeza me ha generado este año ha sido sin duda el retraso sistemático y, por qué no decirlo, exagerado en las cobranzas.

Como sabes, todo negocio requiere de un flujo establecido para poder llevar adelante diferentes iniciativas, sin embargo, cuando este flujo se ve afectado por condiciones ajenas a tus deseos, empieza la necesidad de convertirte en mago, malabarista, equilibrista y desde luego, domador de leones. Por primera vez en mi vida, me he visto con una cartera por cobrar de 6 dígitos, la cual ha ido bajando, subiendo, y volviendo a bajar, y volviendo a subir durante todo el año; hecho que, aunque parezca interesante, es un verdadero reto a la creatividad y a tus competencias como gestor, de las cuales, si bien estaba seguro de tenerlas por tantos años y tantos momentos complicados durante mi vida, he puesto a prueba más de una vez en este año (que aún no termina).

Que por qué te cuento esto, pues porque llevo unos días hablando de mejora continua con mis alumnos, y quería aprovechar un momento para aterrizarlo con un caso real como el mío.

En que consiste la mejora continua, pues básicamente en alinear y realinear la situación para que esta cumpla siempre con los objetivos del negocio. No estamos hablando de calidad en el servicio (la cual no se negocia, ni se condiciona), sino de la otra parte, aquella que permite que el servicio siga vigente por mucho tiempo. Si recuerdas, el servicio (todo servicio), debe ser bueno para el que lo consume, y desde luego debe ser bueno para el que lo provee; en el momento que alguna de las dos condiciones no se cumple, la otra falla.

Iba dando vueltas por el año, buscando maneras creativas e innovadoras de darle un giro a la situación tan complicada con la que me ha tocado lidiar, y pensaba:

“…qué afortunado soy realmente, estoy viviendo mi primera crisis real y compleja, la cual por mucho que te la puedas imaginar y por mucho que el profe te la explique con el “método del caso”, ningún MBA te prepara realmente para vivir en carne propia la mezcla de emociones que esta genera. Pensaba pues, esto debe ser como cuando eres médico y te toca hacer frente a una operación de emergencia donde la sangre fluye a borbotones y donde todo son gritos, luces, y desesperación. ¡Qué emoción!, qué emoción y qué nervios…”

Pues es la verdad.

Ahora bien, aunque tengo mis creencias muy firmes y sé que desde el cielo alguien me cuida y alguien más me vigila; también tengo claro que aquello de “ayúdate que yo te ayudaré” no es broma ni un mito, y que como siempre le digo a mi equipo, de los problemas se sale pensando y no llorando. No te voy a mentir, hay mañanas en las que me siento tan tenso que la verdad no sé por dónde empezar, pero luego pienso un poquito más y arranco el día de manera singular. ¿Qué piensas, que soy de piedra? Pues no, para nada. Como dice la canción “mi cuerpo no está hecho de metal, mi cuerpo no está hecho de madera”, jejeje. Lo que sí, y gracias a la genética, soy hiperquinético desde que nací, y eso me ha sumado muchas capacidades no regulares en todos. Todos tenemos una serie de dones, y todos debemos aprovecharlos, digo yo.

Hay una frase muy clara y utilizada, que dice que “no se deben de poner todos los huevos en la misma cesta”, y en negocios es la pura realidad. Empecé a pensar y a darle vueltas a las cosas que hay en mi entorno, a las cosas que ocurren en mi mercado, a quienes participan de él y cómo lo hacen. Empecé, en otras palabras, a buscar soluciones viables en función de mis capacidades y de mi entorno. Así pues, me encontré con un montón de oportunidades y de nuevas ideas, cosas que sin duda alguien tenía que explotar y no lo estaba haciendo. Producto de todo ello, decidí poner en marcha nuevas iniciativas, reestructurar mi operación y volver a disfrutar de mi día a día, en tanto voy superando los demás retos.

Haciendo un paréntesis te diré que, habiendo sido trabajador durante muchos años de diferentes organizaciones, nunca disfruté tanto lo que hago. Sin lugar a dudas el poder tomar las decisiones que más te parecen, así termines equivocándote, es realmente enriquecedor. No es masoquismo, es simplemente que en “entornos controlados” no tienes la oportunidad de cometer errores que generen situaciones lo suficientemente caóticas como para llevarte al extremo de tu capacidad intelectual, es así y listo. Por qué, porque lo más que vas a perder es el trabajo, no tu patrimonio, no tu tranquilidad ni la de tu familia, nada de nada. Solo perderás el trabajo, y siempre podrás conseguir otro. Es la realidad, para bien o para mal. Te diré que todo esto me viene de lujo, porque además de todo me dedico a esto, a gestionar proyectos y servicios que deben ser lo suficientemente buenos como para liderar el mercado en el que me desenvuelvo. No es tarea fácil ni sencilla, pero la verdad es que considero que esta sacudida está siendo más que provechosa en lo personal. Ya sabes, viendo siempre lo positivo.

Entonces, como te contaba, he puesto en marcha nuevas ideas, y aunque me encantaría contártelas todas, debo esperar un poco para que no cometer infidencia, jejeje. Te puedo hablar de una que ya salió al público y que ha sido un verdadero golazo. Se llama AMC (Advanced Management Center), la cual está dirigida a un sector que conozco muy bien, y busca cubrir las brechas que hemos ido identificando durante los últimos meses. Otra iniciativa que hemos puesto en marcha, ha sido la de integrar nuestras diferentes marcas en algo que hemos llamado “PMC Grupo”, en la que confluyen las empresas PMC (Consultoría), AMC (Educación), Heffer Wolfe (Agencias de Comunicaciones), itSMS (Innovación y Tecnología), el “Café con JuanMa” que está evolucionando para cumplir con su siguiente objetivo (el cual verás en breve), y otras que aún no puedo contarte, pero que pronto verás por ahí.

Cuál conclusión puedo sacar de todo esto, pues es fácil, que uno debe permanecer todo el tiempo con la cabeza abierta a nuevas ideas, que uno debe todo el tiempo buscar manera más y más creativas para llevar adelante los mismos o nuevos objetivos, que el día que te cansas de pensar, mejor dedícate a otra cosa, y que el día que dejas de sentir pasión por lo que haces, es el primer día de tu propia extinción. Hay que ser felices con el día a día. Para nadie es un secreto que cada día con vida es una bendición, y las marcas (tanto de empresa, como la personal) no se hacen de un día para otro ni posteando como loco tu foto en un evento o en otro. La gente no es tonta, y los seguidores no siguen a una foto, siguen a una idea, a una inspiración, a alguien con quién se identifican realmente.

No es para nadie un secreto que no provengo de una familia acomodada, y que de hecho tampoco tengo socios ni inversionistas detrás de mí (ya me gustaría, jejeje). Solo soy un joven con muchas ganas, emprendedores nos llaman ahora, que una mañana como la de hoy volvió a Lima tras muchos años en España, y que, con una maleta llena de ideas, muchísimo trabajo, dedicación y compromiso, transformó 1,450 soles en una empresa que ha facturado varios millones en tan solo cuatro años, y que contribuye con la tranquilidad y estabilidad de muchas familias. Al fin, una persona como tú, que solo quiere lo mejor para su familia y para sus amigos.

En lo personal, y aunque disto aún muchísimo de ser quien busco ser, me tomo muy en serio lo de trabajar por el bien de mi sector y mi mercado. Cuando algo no me gusta, no paro hasta que lo cambio y lo hago mejor para todos. Creo en aquello de trascender al tiempo, y eso no ocurre cuando solo piensas en ti de manera egoísta y exclusiva.

Espero con esto haberte aportado algo, aunque sea un poquito.¡Que tengas una buena semana!

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