…se acaba el 2020, amigos.

Bueno, como parte de mis actividades de fin de año, normalmente escribo un artículo para despedir el año que se va y acerca de lo que nos traerá el que llega. Sin duda este año ha sido súper diferente, y por ende este artículo no será en la misma linea de siempre. Para empezar, no podré compartir mis reflexiones en la fiesta de fin de año (ya una tradición para todos, snif), ni podré estar frente a frente de mis amigos, seguidores y colaboradores. Una pena, sí. Pero de momento es lo que hay. No sé exactamente cómo expresar lo que este año ha significado para mí, pero si tengo claro todo lo que he intentado lograr durante el 2020, lo que se ha conseguido y lo que no. Intentaré, como siempre, ser lo más natural posible al momento de escribir, y que esto no sea más que una charla entre amigos. Vamos allá:

Si tuviera que elegir una palabra para este año que termina, sin duda sería: Triste. Si, triste porque nos ha quitado la libertad de movernos, de ir y de venir, de viajar, de reunirnos, de reír a carcajadas entre amigos, de bailar, de abrazarnos, incluso la libertad de sentarnos en un restaurante cualquiera a tomarnos un café y pensar en básicamente nada. Un año triste, donde se nos fue mucha gente, donde otros no se fueron, pero quedaron muy golpeados. Un año donde no puedes gritar “felices fiestas” porque de seguro para la gran mayoría no lo serán. Un año donde familias enteras se fueron de a pocos, y que el único consuelo que nos dejaron fue saber que se reunieron todos en un mundo mejor. Un año donde la gente perdió su empleo, y donde se ha vuelto tan duro encontrar uno que quienes aún lo conservan, lo cuidan como a un tesoro divino (tener trabajo siempre lo es, sino pregúntale al que no lo tiene). Un año donde los planes de la inmensa mayoría se fueron por el inodoro, y donde muchísimas relaciones se terminaron, donde hogares completos fueron extinguidos por problemas económicos, diferencias de carácter, o la simple incompatibilidad que se hizo manifiesta tras muchos meses de una obligatoria convivencia de 24 horas al día. Un año en donde tener salud se volvió más relevante que tener dinero, lujos, propiedades y demás suntuosidades que, aunque valen para lo que valen, no te salvarán ni te serán útiles si te toca ser de aquellos donde “el bicho” ataca con furia y letalidad absoluta. Triste, pues. Un año triste y lleno de muchas cosas que, al margen de todo, no podemos olvidar o dejar de lado. Un año donde si no te diste cuenta que lo importante es tu familia, tu salud y la gente que de verdad te aprecia, pues de seguro eres imbécil.

Ha sido un año muy triste, donde has tenido tiempo para pensar en todo el tiempo que perdiste durante tu vida, queriendo ser quien no eres, o pretendiendo aparentar algo que no sientes. Un año donde sin importar qué tan fino fuera tu fondo de armario, te lo pasaste en pijama o con tu “outfit de mendigo” durante el 99% del tiempo. Un año donde las vanidades fueron dejadas de lado, y donde todos tuvimos la oportunidad de ensayar nuevos estilos, algunos con la barba como un león, otros con el cabello largo cual hippie, etc. Un año donde nadie fue a hacerse las uñas, o a teñirse el cabello, y donde el spa brilló por su ausencia en el día a día de la inmensa mayoría. Un año que nos ha dejado claro lo increíblemente inútil de tantas cosas, y lo completamente innecesario de tantas otras. Un año donde sin importar que tan fino es tu coche, no pudiste usarlo como te hubiera gustado, y donde por muy acostumbrado que estuvieras a “first class”, no pudiste acercarte a un avión ni en tus sueños. Un año triste, sí. Un año tan triste que descubrimos lo inmensamente banales que habíamos llegado a ser, gastando nuestro esfuerzo en suntuosidades que no valen ni para el que las ve, ni para el que las quiere. Un año para sentarse a pensar en lo lindo que sería poder reunirnos por unas horas, reír, beber, comer, gritar, abrazarnos, llorar y seguir riendo. Un año para echar de menos lo que siempre echamos de más. ¿Te diste cuenta que se puede trabajar desde casa realmente? o te diste cuenta de lo bonito que es ver a tus padres de vez en cuando?, ¿quizás descubriste que lo mejor del mundo está en tu casa, preparando de comer y jugando con tus hijos, mientras con la otra mano preparas una reunión por zoom? Eres de los que te preguntaste ¿y podríamos quedarnos así toda la vida?

Un año muy complejo, y sin duda un año donde al margen de todo hemos aprendido a vivir de una manera diferente. No se trata solo de “adaptarnos” o de “una nueva normalidad”, se trata de ver las cosas como son: tenemos que seguir viviendo y no sobreviviendo. Ha sido un año muy duro y triste, donde mucha gente en lugar de entender las cosas y buscar una solución a todo lo que ahora ocurre, se la han pasado buscando proyectar una imagen de “ganador” que es incongruente con el resto del mensaje. Ha sido un año para sincerar posiciones, para ser honesto con uno mismo, y donde el mayor regalo que este año nos ha dejado es, para quienes pudieron buscar y lograrlo, la oportunidad de conocernos a nosotros mismos.

En lo personal, pues qué te puedo contar. Los objetivos que tenía trazados para este año no se cumplieron, básicamente porque cuando todo esto empezó tuve que tomar algunas decisiones más concretas y trazarme un único objetivo como organización: No naufragar. Durante todo el año nuestro único gran objetivo ha sido seguir brindando servicios de calidad, y garantizar con esa entrega el trabajo de todos los que formamos parte de la empresa. No hicimos suspensión perfecta, no despedimos a nadie, no solicitamos préstamo alguno al estado, ni hemos caído en ninguna de las complejidades que ha tenido que afrontar la gran parte de las pequeñas empresas del pais. Nos hemos mantenido juntos, unidos, y trabajando quizás más que nunca durante este año, con la única visión de que “no se caiga nadie del barco”, considerando que esto no es más que una gran borrasca y nosotros un pequeño barquito que navega en medio de la tempestad. Ha sido, y sigue siendo, una situación tan complicada que en ocasiones te planteas si realmente merece la pena todo el esfuerzo, pero cuando te toca dirigir un barco en medio de la tormenta, eres responsable de todos los que van en el barco contigo y solo tienes dos opciones: seguimos remando y salimos de esta todos juntos, o dejamos de remar y que la marea, las olas y los restos de los demás barcos nos hagan pedazos.

Durante este año he visto quebrar a muchísimos negocios. Una lástima. Un año triste, como ya decía líneas arriba. Muchos amigos decidieron cerrar por un mes o dos, y cuando quisieron reaccionar ya la marea se los había llevado lejos. Por mucho que duelan los brazos, cuando peor se pone la cosa, es cuando menos debes relajar los brazos (en todos los sentidos de la vida). Un amigo me dijo “Juanma, cash is King”, y probablemente haya sido el mejor consejo que me dieron este año. En base a ello organizamos toda nuestra estrategia, y aquí seguimos. No ha sido un año para hablar de optimismo, pesimismo ni mucho menos de vasos medio llenos o medio vacíos, ha sido un año para pasar a la acción. Un año donde no vale la pena pensar en qué pudo ser, sino donde hay que remangarse la camisa y trabajar como un loco (eso no me cuesta mayor esfuerzo, afortunadamente). Para mí, el mayor éxito conseguido este 2020 ha sido el mantener a todo mi equipo unido, no dejar que nadie se caiga del barco, y con mucho esfuerzo tener claras las previsiones para el año que entra.

¿Quieres que te cuente algo? Yo creo que el 2021 será muchísimo peor que este 2020, y que mientras que muchos sigan pensando que todo acabará cuando este año de mierda se haya ido, estaremos realmente jodidos. Yo siento que todo este año ha sido una oportunidad para prepararnos de muchas formas para el 2021. No siento que vaya a ser un mejor año, dado que las condiciones de enero 2021 no son las condiciones de enero 2020, ni muchísimo menos. Si el 2020 fue un año triste, esperemos que el que 2021 no sea un año de desolación. Nunca he sido agorero, pero basta con ver las estadísticas y la previsión de crecimiento regional (y la base desde la que se dice que creceremos, ya que no es lo mismo crecer un 9% estando en 2% de crecimiento sostenido, que hacerlo estando en -30%). Si nos enfrascamos en la fe, en la ilusión, y solo cruzamos los dedos para ver qué pasa el año que viene, es muy probable que nos quedemos “con los crespos hechos”. Es hora de trabajar, aunque te duelan los brazos, aunque no sientas los dedos, aunque estés hasta los cojones de meter más horas que un reloj. Es hora de trabajar y no de “esperar a ver qué pasa”. Tenemos que salir adelante todos, o nada habrá valido la pena.

Este año no puedo decir “felices fiestas”, porque sin duda alguna faltarán muchos en la mesa de cada hogar. Tu padre, tu madre, tu hermano, tu hermana, tus abuelos, tíos, primos, un amigo, una amiga, tu vecino, tu esposo, tu esposa. Este año, triste, en la mesa de casi todos faltará alguien, con lo cual no puedo desearle felices fiestas a nadie, pero puedo desearte que todo lo bueno llegue a tu vida, y que el año que viene sea un año lleno de salud, unión y oportunidades. No vivas pensando que “algo pasará y todo se solucionará”. Mientras antes tomes consciencia de las cosas, y antes te pongas a hacer algo, mejor será para ti. Este año, el mejor y mayor regalo es estar junto a los que amas, tener salud, y aunque no tengas nada que regalar o nadie se moleste en regalarte nada, puedas verlos, llamarlos, oírlos, o incluso escribirles y recibir una respuesta. Este año, triste ya te dije, lo que vale es seguir vivos y unidos.

Les agradezco a todos por haber llegado hasta aquí, y deseo de corazón que encuentres esa paz interior que te permita ver las cosas como son. Si los tienes contigo, abraza a tus padres, besa a tus hijos, dile a tu pareja cuanto amor sientes por el o por ella. Llama a tus hermanos, y vive la vida como si fuera solo una, ya que si algo nos dejó claro este 2020 es que hoy estás y mañana quien sabe.

Te mando un gran abrazo, y mis mejores deseos para todo lo que te traces en esta vida. Si me tienes presente en tus pensamientos, y este articulo te ha ayudado a pensar las cosas de otra manera, créeme que es más que suficiente para mí.

¡¡Cuídate!!

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