Nosotros hacemos el camino…

Con el paso de los años, y estoy totalmente seguro de lo que afirmaré, todos hemos ido cambiando de punto de vista, de gustos, de preferencias; y sin duda hemos reemplazado algunos miedos por otros. Del mismo modo, durante todo nuestro camino hemos conocido muchas personas, algunas de ellas han sido realmente un hito en tu vida y muchísimas otras han pasado completamente desapercibidas, al punto que incluso te cuesta recordar sus nombres. No me equivoco si digo que, también durante el camino, hemos cambiado de peinado, de rasgos, de estatura, peso e incluso el tono de nuestra piel ha variado de la mano del clima que nos haya tocado experimentar. No hay que ser un mago para decir que todo eso es un efecto natural propio del ser humano, y que se pronuncia mucho más cuanto más has vivido, conocido, reído, llorado, compartido y, por qué no decirlo, aprendido.

Si nos remontamos a tan solo 25 años atrás, la mayoría de los que son de mi quinta no teníamos ni idea de lo que sería de nuestras vidas. Muchos solo soñábamos con “ser alguien” y tener total y plena libertad en todos los sentidos posibles. En el camino aprendimos de todo. Nos enamoramos, nos ilusionamos, nos engañaron, nos utilizaron, nos hicieron profundamente felices, descubrimos lo que es llorar de alegría y, sin duda alguna, lo que es llorar con absoluta amargura. Descubrimos que nuestros seres queridos no son eternos, que nuestras ilusiones no necesariamente se harán realidad, y que la amistad más sincera no se jura mirando al cielo, sino que se demuestra con los años y mil pruebas. Es también en ese camino donde forjamos nuestro carácter, nuestra forma de ser, la manera en la que vemos las cosas, nuestra tolerancia (a mil cosas), y nuestro temple como ser humano.

Es innegable que todo nuestro camino fue, es y será tan rico y nutrido como nosotros decidamos que así sea. Quienes nunca han tenido el valor de cruzar la puerta de su casa, pues no saben lo inmenso que es este mundo. Quienes nunca quisieron sufrir por amor, no saben ni imaginan lo lindo que es estar enamorado. Quienes nunca se aventuraron a nada, jamás sabrán lo que es el fracaso y el éxito puesto que, aunque contrarios, son necesariamente una pareja tan indivisible como el día y la noche. Es así, y punto.

Hoy por hoy, con los kilómetros recorridos durante todos estos años, puedo hablar de muchas cosas desde un profundo convencimiento. Soy lo que soy por las decisiones que tomé, y pienso y razono en función de todo lo que viví durante el camino que me tocó vivir. El camino lo es todo. No hay más que el camino y lo que ves durante el mismo.

Así pues, del mismo modo en que una persona cambia, se adapta, aprende y madura; en la organización que lidero hemos cumplido “los primeros siete años de vida artística”. Personalmente considero que es, en base a los kilómetros recorridos, muchísimo tiempo. Gracias a nuestros aciertos, errores, alegrías, penas, éxitos y fracasos; hoy por hoy somos una organización madura, más que resiliente, con una forma y fondo únicos, que ha demostrado no solo ser capaz de marcar la pauta en el mercado, sino que también ha demostrado que el mantenerse en permanente estado de aceptación frente al cambio es una fórmula más que adecuada. No hablaré de innovación porque hoy en día hablar de innovación ya no es innovador, pero hablaré de principios y de valores. Hablaré de carácter, y sin duda hablaré de marca. Recuerda que “el único que nunca se equivoca, es aquel que nunca hace nada”.

Desde hace algunos meses venimos trabajando en nuestra evolución. Un trabajo que inició realmente hace casi un par de años, pero que ha tenido que ir tomando forma sin dejar de lado el contexto que nos envuelve, ya que muchas veces no podíamos lanzarnos a cambiar el modelo porque el mercado no era el más propicio. Hace algunos años creamos un modelo de negocio, completamente nuevo e inexistente por aquel entonces en nuestro mercado. Le dimos forma, color, sonido y hasta sabor. Nuestro modelo de negocio no debió durar más de 5 años, pero en medio de todo ha continuado su camino hasta la fecha, marcando la pauta para tantos otros que llegaron y que seguirán llegando, lógicamente después. Así pues, la llegada de la siguiente versión de nuestro modelo se retrasó una y otra vez, por conveniencia y decisión de todas las partes involucradas e interesadas; sin embargo, aun cuando le sigo teniendo cariño al modelo vigente, soy consciente que a todos nos ha costado mucho cambiarnos el peinado, las gafas, e incluso aprender otro idioma cuando nos ha tocado hacerlo. Es normal. Es parte del cambio, y el cambio es parte de la vida. ¡¡Es lo que hay!!

Nuestra nueva organización es necesariamente más dinámica. Contamos con nuevos procesos de negocio, finos, sencillos y sofisticados. Nuevo enfoque de negocio multicanal, consolidando nuestra apuesta permanente por el cliente final y nuestro “touch” de marca. Nos acompañan nuevas alianzas, nuevos roles, y nuevas ideas (algunas de ellas realmente rompedoras). Hemos puesto en marcha una lógica organizativa que se adapta a la inminente internacionalización de nuestros servicios, y a la puesta en marcha de muchas otras iniciativas con las que tendremos que convivir ineludiblemente. Si bien el cambio y la puesta en marcha de todo lo que implica es inmediato, verás cómo durante las próximas semanas vamos anunciando más y más novedades.

Sin más que decir (porque si no me quedo sin discurso para el evento de cierre de año, jeje), comparto con ustedes nuestro nuevo logo e isotipo, los cuales reflejan lo que fuimos, lo que somos y lo que queremos seguir siendo.

Para todos ustedes: PMC Training and Consulting Services. #WeMakeTheWay

No hay texto alternativo para esta imagen

Facebook
Twitter
LinkedIn