Hagamos catarsis: Las reuniones y los “personajes”

Un escenario típico dentro de muchísimas organizaciones nos muestra una compleja maraña de relaciones con diferentes proveedores. Situación que desde luego nos hará llevar adelante mil tipos de documentos, contratos, niveles de servicio, supervisión, diversos tipos de reuniones y más aún. Lo que los gestores conocemos como “un agobio”.

Mucho de esto nos lleva a otra situación más pesada todavía. La de tener que participar de cientos de reuniones al año. Sí, como lees. Cientos. Es absurdo, pero cierto. Tómate un momento, y ponte a contar la cantidad de reuniones que tienes por día, por semana, por mes y por año. Luego multiplica ese numerito por la cantidad de horas que has dedicado a todas ellas. Una locura, ¿verdad? Pues sí. Pero aún no llega “la mejor parte”. Ahora réstale a las horas que debes dedicar por año al trabajo, un promedio de 2400 más o menos. ¿Ya lo tienes? Exacto. Una locura de tiempo que se pudo haber aprovechado de muchas otras formas.

Ahora, si vives en una realidad como la de aquí (“Peruvian way of life”), donde esas horas no puedes (por lo general) restarlas a las horas que debes dedicar a tu trabajo real, sino que por el contrario debes sumárselas. Imagínate la vida que debes estar llevando. Llegas a la oficina a primera hora, te vas a las mil, siempre andas agobiado y mirando el reloj, muy preocupado y encima de todo esto, de seguro te llegarán más cosas que hacer. Si tienes familia, ya ni te cuento todo lo que debe estar ocurriendo en casa (discusiones, angustias, molestias, etc.)

Digamos que hasta ahí el escenario es complejo y agotador, casi tanto como frustrante porque la verdad es una sola: “Somos seres humanos y, aunque a veces parezca que no, también sentimos”. Ahora a todo eso, bajando un poco más a la realidad, hay que sumarle que muchas de las reuniones/comités/presentaciones en las que participas son una verdadera pérdida de tiempo (y talento) donde te encuentras situaciones como:

  • No hay agenda real (es decir, descubriremos de qué quieren o intentarán hablar, una vez sentados ahí).
  • La gente por lo general llega tarde. Muchos confunden la hora de inicio de la reunión con la hora a la que deben llegar a esta (y ni así llegan a la hora).
  • Proveedores o comerciales que no tienen ni idea de lo que vienen a contarte y a los 2 minutos tú ya te “conectaste a tierra”.
  • Presentaciones inacabables en las que solo te viene a la mente una duda “¿este tarado realmente pretende venderme algo?, ¡si son somníferos ya ganó!”
  • Horas y horas revisando “indicadores” que no llegan a ningún lado, porque realmente están maquillados o son una especie de maqueta que no lleva a lugar alguno.
  • Discusiones absurdas y existenciales respecto a lo que piensas tú y a lo que piensa el proveedor, y a lo que la realidad dicta.
  • …y un largo, y triste etc.

Estas cosas generan muchos inconvenientes y problemas en la vida. Conozco mucha gente que le gusta reunirse e incluso se sienten importantes al hacerlo. Me ha tocado ver casos de gente que le fascina hacerse los interesantes convocando a reuniones sin sentido, y algunos casos ya extremos, de gente que no solo ama reunirse sin sentido, sino que les encanta llegar tarde a todo lo que ellos mismos convocan; y al entrar a la reunión entran con cara de “¿…y qué va a pasar?”, jajajaja. Al margen de todo, eso dice mucho de quien actúa de tal forma y lo pinta de pies a cabeza.

En ese sentido, si trabajas para/con uno de estos “personajes” no te queda más que pensar en qué has hecho mal y por qué rayos sigues ahí. Una cruz terrible.

Este tipo de “fichas” tienen otra característica singular, y es que sospechosamente son siempre los responsables de “todo lo que sale bien”. Que algo salió genial, pues nada, es gracias a él. Que algo ha superado las expectativas, pues nada, tranquilo, es gracias a él. Ahora bien, si algo sale fatal o directamente es una verdadera desgracia, no lo dudes, el no solo no tuvo la culpa (ya que esa es exclusivamente tuya), sino que ADEMÁS “te advirtió y tú no le hiciste caso”, jajaja. Con eso pues, le sumamos al personaje el don de la clarividencia. Imagínate si tienes suerte de estar viviendo en la misma época que el “personaje”.

Mientras vas caminando de una reunión a la otra, ves con el rabillo del ojo como un grupo de gente festeja de manera llamativa. Te acercas con cierto sigilo y con cara de “hmmm, ¿qué me estoy perdiendo?”, y con tu cara de buena onda vas y preguntas “¿Qué fue?, ¿qué ha pasado?”, y ZAS!!! Te enteras de que acaba de ascender al más inútil del grupo, que en realidad tú consideras que es un verdadero tarado (y muchísimos como tú también), y que además de tener el “superpoder” para halagar a la persona correcta sin que le brote una pizca de dignidad humana, no tiene nada más que ofrecerle al planeta tierra (lo especifico porque muy probablemente a otro planeta sí que le pueda ofrecer algo).

Dos segundos después, tu cabeza ya está conectada a tierra y estás experimentando un flashback de aquellos en los que te ves entrando a la empresa en tu primer día de trabajo, partiéndote el alma durante años, soportando a los “personajes” de turno, llegando tarde a casa, dando la vida por la organización y todo lo que ha venido ocurriendo en tu vida profesional hasta llegar a este preciso instante. Mientras te late el ojo derecho y vas sintiendo lo contrario a la satisfacción personal, te acercas y le dices A TU NUEVO JEFE, “¡Felicitaciones, hombre, siempre supe que lograrías!”, para ser premiado con un abrazo y una frase que dice algo así como “Esto es algo que hemos logrado todos. Somos un equipo, y yo sin ustedes (los imbéciles que hacen que parezca que yo trabajo) no lo hubiera podido lograr”, jejejeje. Termina de agradecer, se gira y les dice “nos reunimos a las 1 p.m. (hora en la que los mortales comemos), y revisamos el plan de trabajo para los próximos tres meses (el cual no existe). Nos tomará como mucho una hora y luego todos a almorzar (sabes que ese día no almorzarás, y que además perderás toda la tarde)” y todo vuelve a empezar.

Como decía un amigo muy querido “un día de estos me arrebato y me largo al campo a cultivar tomates, chaval”. En una realidad como la descrita, hay que salir huyendo como si te persiguiera el diablo. Lo triste es que muy poca gente lo hace y termina destrozando su vida y sus emociones más profundas. No te engañes. Aunque tú creas que no pasa nada, esa frustración (la expreses o no) te está haciendo mierda la vida. Puedes estar seguro de ello.

Ahora bien, piensa en ello cuando estés a punto de aceptar tu próxima reunión sin sentido. Todo tiene que ver, todo suma a crear entornos estúpidos y, como si se alimentaran de tu buena voluntad, a crear a estos “personajes”.

Nada. A seguir trabajando. ¡¡¡Me voy que tengo una reunión!!! =)

Facebook
Twitter
LinkedIn