Cuestión de enfoque: ¿Ir al trabajo, o ir a trabajar?

Como parte de los cambios que vengo realizando en la empresa (seguimos aplicando LEAN a cada área, y voy de momento por la versión más “light”, jejeje), he empezado a plantearme varias iniciativas que llevan mucho tiempo en el tintero, y que realmente tengo ahí desde hace una buena temporada. Ya toca.

Una de las ideas que más ilusión me genera, es la de poder implementar una política de teletrabajo, que sea real, adecuada y sumamente justa. Para ello, aunque parece que no afecta, la primera pregunta sería ¿Cuánto debe trabajar la gente realmente al día y/o a la semana? En el mercado en el que me desenvuelvo actualmente, la jornada laboral se centra en unas 48 horas semanales, con una hora de refrigerio. Es un poco más elevada que en algunos otros países donde me tocó vivir, aunque no es ni malo ni bueno, solo es diferente; y aunque a veces parece que no, todo tiene su lógica (siempre).

Ahora bien. Partiendo del supuesto que 48 horas es el tope que una persona debe dedicar a la organización, me vino a la mente que dicha restricción rara vez se cumple (muchas veces porque se excede la jornada laboral), con lo cual me vino a la mente otra pregunta: ¿Por qué?

Resultaría muy sencillo decir “porque se les exige más de lo que se debe”, “porque si solo cumples tus horas, te despiden”, “porque eso nunca se cumple, salvo en el estado”, “el empleador solo quiere que dediques todas las horas del mundo, y no entiende menos”, “porque hay mucho trabajo”, etc., etc., etc. Si nos ponemos a preguntar, y lo hago habitualmente, te encontrarás con un sinnúmero de excusas y/o justificaciones. Ya sea por el lado del empleador, como por el lado del empleado. Curiosamente, al menos en este punto, siempre se echan la culpa unos a otros, jejeje.

Pues bien, partiendo del hecho que necesito una respuesta real y clara, empecé a listar lo que busco realmente con este análisis.

1.      Me gustaría que los trabajadores cumplan con sus horas, y nada más que con sus horas. Es decir, que nadie tenga que dedicar ni un minuto más de su tiempo fuera del horario establecido.

2.      Me gustaría que eso fomente una serie de ventajas para cada trabajador, que consisten básicamente en vivir mejor, más tranquilo, pensando más en si mismo y en lo que quiere hacer con su tiempo libre.

3.      Me gustaría que todos supiéramos exactamente lo que tenemos que hacer, y cómo debemos hacerlo, y no solo aceptar encargos absurdos que requerirán de una dedicación adicional a la establecida, anulando los puntos 1 y 2.

4.      Me gustaría saber si esas 48 horas que se contemplan legalmente, son adecuadas o si (como en otros países y realidades), podrían ser mucho menos y aun así manejar altos niveles de calidad en la gestión y la operación.

5.      …y muchas otras cosas.

¿De dónde viene la idea? pues de una experiencia algo llamativa y que cuando la viví no estaba ni de lejos pensando en que algún día me serviría en mi propia organización, o para dar consejo alguno; sin embargo, es muy válida. Te la cuento rápida y resumidamente:

Hace muchos años tuve un jefe que venía de Corea, una mezcla entre “el maestro Miyagi y el amo del calabozo”, jejeje. Este señor, además de tener un buen sentido del humor, lo primero que hizo fue instaurar una política para el uso de los equipos informáticos, exclusivamente durante el horario laboral. Utilizando la opción de horario que brindaba el Windows NT, nos “impuso” a todos que nuestro usuario solo podría estar dentro de la red de 8am a 5pm. Cuando la hora de salir llegaba, el usuario era automáticamente sacado de la red. Una medida que llamó mucho la atención, pero que luego tenía su explicación.

Una semana después, con mil quejas de por medio por parte de las diferentes áreas con las que trabajábamos, y de algunos clientes desde luego, nos reunió a todos y nos explicó “el experimento”.

El buen hombre dijo algo así:

“Ustedes tienen un horario laboral, el cual ha sido establecido con la finalidad de cumplir con muchos factores que van más allá de lo meramente laboral. Se supone que ese horario contempla temas como garantizar la salud del trabajador, el equilibrio entre la vida personal y profesional, el ambiente laboral y muchos factores que van más allá de un simple número. Eso visto desde el lado del trabajador, que son ustedes, y que merecen una buena vida acorde con sus sueños y objetivos”

Por ese lado tenía razón, ya que muchos aun estudiábamos por la noche, algunos querían hacerlo, otros tenían familia, muchos Vivian lejos, etc., etc.; y la verdad es que en ocasiones los horarios prolongados no facilitaban la vida que muchos pretendíamos tener o desarrollar fuera de la oficina, y como finalmente necesitamos trabajar para financiar esa vida, entrabamos todos en una paradoja algo frustrante. Es parte de la vida, creo yo. Lo curioso vino después, cuando nos explicó el resto de su visión:

“Si ustedes no consiguen realizar su trabajo de manera adecuada y eficiente durante vuestro horario asignado, puede ser a causa de dos motivos:

1.      Se les está asignando una cantidad de trabajo que excede a lo que realmente se puede hacer en dichas horas, lo cual constituye un abuso por parte de la organización y deberíamos resolverlo cuanto antes. Si hace falta más personal para poder asumir las labores “extra”, habrá que dimensionar cuanto y buscar la manera de incorporarlo cuanto antes.”

En ese momento, todos empezaron a dar brincos de alegría, y a decir “Eso es”, “Claro que sí. Basta de abuso”, “Ya era hora que alguien se preocupara por nosotros”, “Es lo justo, si hay que traer más gente, que la empresa invierta”, etc., etc., etc. No había visto a todo el mundo tan de acuerdo en mucho tiempo. Sonaba a que por fin alguien defendería “nuestros derechos”.

Luego nos explicó el segundo motivo:

2.      “Quizás no están dedicando el tiempo asignado a realizar exclusivamente vuestras funciones, y destinan ese tiempo más a “estar” que a “hacer”, perdiendo el valioso tiempo por el cual reciben una remuneración, entorpeciendo con ello la productividad de la empresa y perjudicando a muchos de sus compañeros que si trabajan con esmero, disciplina y responsabilidad. Esto, en todo caso, también constituiría un abuso, y debemos resolverlo cuanto antes. Si hay personal que no produce lo que debe producir, y este debe ser separado del equipo, debemos hacerlo cuanto antes y listo.”

En ese momento nadie dijo nada de nada, todos se quedaron mirando como diciendo “como la caga el chino este (aunque era coreano, jejeje)”, y poco más. Todos hicieron silencio y se quedaron pensando. Luego, semanas después, muchos empezaron a “abandonar el barco” por iniciativa propia, mientras muchos otros fueron “invitados a retirarse”. Una cosa complicada, la verdad. Pero si quieres que te cuente algo más, te diría que el ambiente mejoró muchísimo, todos nos dedicábamos exclusivamente a hacer lo que teníamos que hacer, salíamos mucho más temprano de lo habitual, nuestros números mejoraron una barbaridad y, sobre todo, ya no teníamos a esos bichos tóxicos que estaban todo el día metiendo chisme, perdiendo el tiempo e incitando a la gente a tomarse “vacaciones morales” (esta es una frase que en ocasiones utilizan las personas para referirse a que si la empresa no los valora como ellos “se merecen”, entonces ellos deliberadamente no producen lo que se les pide). Todos trabajábamos como un reloj. Alucinante. Luego el coreano se fue. No alcancé a despedirme de él, pero me lo imagino “volando con su paraguas” a lo Mary Poppins, yendo a hacer felices a otros niños en el mundo, jejeje.

Entonces, ahora estoy poniendo en marcha diferentes acciones en mi organización para garantizar que la gente no trabaje más de la cuenta, y que tengan una mejor vida o que por lo menos tengan la oportunidad de compatibilizar realmente su vida personal con la profesional (no todo tiene que ser trabajo y más trabajo). Por otro lado, se busca identificar todo lo que es mejorable en ese sentido y todo lo que simbolice una debilidad organizativa que atente contra nuestra productividad. Una vez que todo esto esté claro y establecido, podremos pasar a la siguiente etapa donde iniciaremos los pilotos de teletrabajo para algunos roles, y poder medir resultados en ese sentido (no todo sale bien a la primera, pues). Luego con lo aprendido, probaremos con más roles, compararemos y luego instauraremos la dinámica para todos.

¿Qué se necesita para poder establecer realmente una política como esta (y que funcione)? Me inclinaría a pensar que hace falta: responsabilidad por parte del trabajador y por parte de la organización. Objetivos claros y medibles respecto a la productividad y eficiencia en líneas generales. Una visión y organización global que permita una verdadera horizontalidad y comunicación plena. Contar con gente que entienda, cumpla y disfrute de trabajar por objetivos.

Un amigo me decía:

“Eso del teletrabajo es una tontería. La gente se aprovecha y no hace nada. Imagínate si estando en la oficina se la pasan perdiendo el tiempo (hueveando como bestias), qué será en sus casas o donde les apetezca. La gente no es responsable con esos temas, y cuando les hablan de teletrabajo, en lo primero que piensan es en trabajar en pijama, levantarse a la hora que les da la gana, y no tener control ninguno. Eso es una locura”.

Puede que en mucho de lo que dice tenga razón, pero en mucho eh. Si lo vemos desde otra óptica, lo que nos está diciendo realmente es que no es una dinámica que se pueda desplegar en un entorno donde la gente no tiene responsabilidades claras, no se les mide de manera adecuada, y sobre todo, donde no se ha filtrado bien a quienes son responsables, dedicados y comprometidos, de quienes no lo son. Yo creo que, si logramos superar dichos inconvenientes, todo va a fluir de manera natural.

Personalmente tengo muchos amigos que trabajan desde casa hace muchos años, y son personas super organizadas, responsables, trabajadoras, y necesariamente honradas. Trabajan desde casa, pero igual salen a ver a sus clientes, igual pasan por la oficina un par de veces a la semana (o si toca), cumplen con sus objetivos, y sobre todo tienen una vida personal plena. No pierden tiempo en ir hasta la oficina, no pierden tiempo en volver tampoco. Pueden llevar a sus hijos al colegio, recogerlos, comer con sus padres si les apetece, estudiar, viajar con la familia y aun así cumplir con todo y con todos. Una vida genial, digo yo.

¿Por qué no puedo instaurar algo así en mi empresa? Hemos logrado cosas inimaginables para muchos, durante los últimos años. Yo creo que solo es cuestión de ponernos las pilas y listo 😉

Ahora sí. Te dejo que voy a buscar algo que comer. ¡¡Que tengas una muy buena semana!!

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